Por Almudena Díaz
Nayr Ibrahim es responsable de los programas de jóvenes y de la sección bilingüe del British Council en Francia, además de autora y doctoranda. Lo suyo son las lenguas y lo dejó patente en la sesión inaugural en multilingüismo que ofreció en nuestra Conferencia para profesores de inglés de Madrid.
Su visita y su ponencia nos supieron a poco. Por eso hemos vuelto a contactar con ella para conocer más detalles sobre la conexión entre lengua, sociedad e identidad y la importancia de promover el aprendizaje de varios idiomas en nuestros sistemas educativos.
1. ¿Cuándo se produjo el cambio de bilingüismo a multilingüismo?
-El multilingüismo es una realidad desde hace décadas y en algunas partes del mundo es el modo natural de comunicarse en sociedad. Por ejemplo, en África y en Asia hay gente que se comunica diariamente en cinco lenguas diferentes. Por su parte, en la Europa de hoy en día, las personas llevan una vida transnacional porque se casan con ciudadanos de otras naciones o se trasladan a otros países por motivos políticos, de trabajo o para mejorar sus habilidades lingüísticas. El multilingüismo ha irrumpido también en las familias: los niños tienen una lengua materna y/o paterna, otra de escolarización, el inglés como habilidad básica y otros dos idiomas extranjeros.
De todos modos, los términos ‘bilingüismo’ y ‘multilingüismo’ se han fusionado en los últimos 60 años. No es hasta la década de los noventa y a comienzos del nuevo siglo cuando surgen los primeros autores que entienden el ‘multilingüismo’ como un objeto de estudio en sí mismo.
2. ¿En qué se diferencian?
-Existen diferencias cualitativas y cuantitativas. El multilingüismo es más complejo y depende de la situación cambiante de sus hablantes. Por ejemplo, en una reunión de trabajo puedo emplear mi 3ª o 4ª lengua, para después contestar el teléfono en mi idioma materno y volver después a esa 2ª lengua que empleo diariamente por vivir en un determinado país.
Otra de las características del multilingüismo es que sus hablantes no presentan el mismo manejo de todos los idiomas porque las utilizan para propósitos específicos, y en ciertas etapas de sus vidas. Estas personas emplean sus conocimientos en una lengua, e incluso los que tienen en otras similares, para afrontar una situación determinada y descifrar sus significados. Para ello a veces también se valen de la interpretación de las expresiones faciales y de los gestos de sus interlocutores, que también forma parte de nuestro repertorio comunicativo.
3. ¿Qué idiomas están ampliando su influencia como consecuencia de este cambio?
-Uno inevitablemente piensa en el inglés, la lengua franca internacional, el idioma de los negocios y de internet. También podemos hablar de las lenguas de los antiguos dominios coloniales o de los actuales poderes económicos. En cualquier caso, creo que un enfoque multilingüe nos ayudará a situar todas las lenguas en una misma posición, ya que amplía el número de idiomas al que tienen acceso las personas.
Este enfoque reconoce esos idiomas que los niños aprenden en casa y hace más visibles, en la calle y en las aulas, aquellos que son minoritarios. También otorga valor a los repertorios lingüísticos personales, creando espacios para que los niños empleen estos idiomas a lo largo de su vida. El acceso a la formación en todos ellos contribuye a la alfabetización, y la alfabetización es poder. Que sean capaces de completar formularios oficiales, leer instrucciones, escribir cartas o e-mails en otros idiomas constituye un acto poderoso de pertenencia a una nueva comunidad, de homenaje a nuestra historia familiar y de herencia cultural. Además es una competencia personal para todos ellos.
4. ¿Cuáles son los desafíos del multilingüismo en las actuales sociedades occidentales?
-Para comenzar, podríamos hablar del relato de la construcción de naciones europeas en el que el lenguaje fue empleado como símbolo de la identidad nacional y en el que algunos idiomas fueron prohibidos y se perdieron para siempre. En cualquier caso, los estados no acabaron con estas identidades y el resurgimiento de lenguas regionales, apoyada por la Carta Europea de las Lenguas Minoritarias o Regionales, ha tenido un efecto positivo en el plurilingüismo individual y en el multilingüismo social.
Todavía sigue vigente la falsa creencia de que “debe existir una sola lengua para cada país”. Consecuentemente, el crecimiento de la diversidad lingüística en los colegios es recibido con pánico y angustia, y el apoyo a los programas de aprendizaje sufre las consecuencias de los recortes y la escasa amplitud de miras.
Este escenario nos conduce a ignorar totalmente -e incluso a abandonar- las lenguas que los niños aprenden en casa. De este modo, estamos encantados de apoyar el aprendizaje de idiomas extranjeros, algo que por supuesto es positivo, mientras ignoramos el multilingüismo de un país porque sus lenguas no tienen cabida en la agenda política. Personalmente creo que el multilingüismo se va a fortalecer en los próximos años y que las sociedades que insistan en ignorarlo se empobrecerán como consecuencia de ello.