Mientras paseo por las calles de Barcelona, no me cabe duda de que el verano ha llegado pronto este año. Mis alumnos ya tienen la mente puesta en las vacaciones y en las ganas de descansar de las muchas horas de clase, los exámenes y las montañas de deberes. Por su parte, los padres están preocupados pensando en cómo van a llenar el tiempo libre de sus hijos durante los meses de julio y agosto.
Existe cierto debate sobre el efecto que las largas vacaciones de verano pueden tener en el aprendizaje, y si bien es verdad que los niños y jóvenes necesitan un descanso en condiciones, el dicho de “o se usa o se pierde” tiene su lógica, y según mi experiencia resulta muy válido en cuanto al aprendizaje de idiomas.
¿Qué pueden hacer los jóvenes ―y sus padres― que quieran asegurarse de mantener durante el verano su nivel de inglés? Hay opciones para todas las edades, gustos y presupuestos, cada una con sus pros y sus contras. Aquí tenéis unas cuantas ideas para ayudaros a preparar una verdadera inmersión estival en la lengua inglesa (sin tener que soportar necesariamente el tiempo inglés).
1. Estudiar inglés en el extranjero.
Naturalmente, es una opción muy popular para quienes pueden permitírsela y desean conocer mejor un país de habla inglesa mientras ponen en práctica sus conocimientos del idioma. Los cursos suelen incluir una combinación de aprendizaje formal y de actividades culturales y deportivas con profesores y monitores nativos. Entre los destinos más populares para los españoles se encuentran el Reino Unido, Irlanda, Estados Unidos, Canadá y Malta.
PROS: los cursos cortos en el extranjero son muy divertidos para los jóvenes y pueden convertirse en una gran oportunidad para conocer a otros estudiantes de todo el mundo, mientras gozan de su independencia al estar lejos de casa (a menudo, por primera vez) y se meten de lleno en una cultura extranjera. Muchos alumnos repetirían una y otra vez esta experiencia, a medida que aumenta su confianza con el idioma, lo que a su vez puede repercutir muy positivamente en su motivación.
Aseguraos de investigar bien para encontrar un curso acreditado que se ajuste a vuestras necesidades. El buscador de cursos de English UK y el directorio del British Council pueden resultaros muy útiles.
CONTRAS: estos cursos no suelen ser baratos, ya que hay que pagar por las clases, las actividades, el alojamiento y los vuelos, y añadir el dinero de bolsillo. Otro problema potencial es que, al estar dirigidos a estudiantes extranjeros, con frecuencia los adolescentes españoles acaban haciendo grandes amigos de Madrid, Andalucía, Barcelona o Galicia… que es fantástico para su vida social, pero quizá no tanto para sacar el máximo partido de su inglés.
2. Autoestudio.
Para quienes prefieren disfrutar del sol español y no marcharse tan lejos de casa, o no les apetece estar metidos en un aula en julio, una buena alternativa es estudiar por su cuenta. Los jóvenes pueden aprovechar que por fin disponen de tiempo libre para repasar el vocabulario que han ido aprendiendo a lo largo del curso, o terminar actividades del libro que hayan quedado sin hacer.
Hay recursos por internet que les ayudarán mucho en este aspecto: pueden empezar con LearnEnglishTeens, que ofrece muchísimas actividades, desde las más formales, como prácticas de exámenes, hasta otras más lúdicas, como blogs y vídeos. Para ampliar conocimientos y mejorar destrezas, pueden probar en sitios como elllo.org, donde encontrarán prácticas de comprensión oral de distintos niveles, o Flo-Joe, con actividades adicionales para prepararse para los exámenes de Cambridge.
Las aplicaciones del British Council, por su parte, permiten practicar el inglés desde el dispositivo móvil. Otra manera fantástica de enriquecer la rutina veraniega es marcarse el objetivo de leer un libro en inglés (ya sea una novela entera o una versión adaptada) o incluso suscribirse a podcasts o blogs interesantes en esta lengua. Encontraréis más ideas para practicar el inglés fuera del aula en este post.
PROS: los chicos pueden estudiar a su ritmo y repasar aquello que necesiten más. La mayoría de estos recursos son gratuitos y pueden utilizarse en casa (¡y hasta en la piscina!). Los alumnos pueden consolidar lo que han aprendido a lo largo del año de un modo más relajado.
CONTRAS: el autoestudio requiere disciplina, que puede flaquear cuando el sol calienta y han dejado atrás la presión externa del año escolar. Por otra parte, al no tener al profesor al lado, algunos alumnos pueden desmotivarse si no consiguen resolver sus dudas o si no reciben indicaciones sobre su trabajo.
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